domingo, 21 de agosto de 2016

Nunca escribe remite en el sobre.

A veces me pregunto qué se debe sentir al recibir un mensaje mío
 en el que pone mil tonterías para disfrazar
 la verdad de decir ‘pienso en ti’.

Pero solo tengo un móvil,
 dos manos
 y ningún mensaje tuyo.





No era 19 de enero pero te hubiera dicho al oído aquello de gu beti pozez, beti alai.  
Acabé el viernes en el barro y es curioso porque todo estaba seco pero yo juro que donde acabé había barro. Quizá por eso llegué tan lejos porque no paré hasta que me mojé entera y me dije ahora, ahora que estoy en el barro puedo volver. O no. Pero me he mojado.

Acabé dándole el trabajo hecho a cualquier guionista que pasara cerca. Les di el papel aquel día cuando decidí salir en el pijama casi traslucido y pasado de lejía que reparten en los lugares donde te matan o te salvan, vete tú a saber. Creo que llevaba la sonrisa de maligna, esa de niña buena y picara que sabe que lo que tiene en mente no va a salir bien pero que lo va a hacer de igual forma.
Nunca fui de obedecer.
Tampoco mala.

Alain de Botton dijo que caminar solo parecía ventajoso. Nuestra forma de responder al mundo se halla condicionada por aquellos con quienes estamos. – Y ojalá que tú hubieras estado ahí- Pero yo estaba solo, era libre de comportarme de manera algo extraña.

Se me pasaron mil cosas por la cabeza todas desordenadas y apelotonadas. Pero yo estaba en calma, sabía que quería pero no que haría.
Llevaba una bolsa que soportaría más de lo que tenía para meter, y aquella noche no hacía nada de frío así que todo pintaba bien.

Me dije que sería la última vez que le escribiría mientras me peleaba con los vecinos para que colaboraran dentro de su desidia
 “Si nos vas a volver locos, dinos al menos quién eres”.
Terminé de doblar el papel que esperaba que le hicieran llegar, lo entregué y alegué,
 “nunca pongo el remite el en sobre”. 

martes, 22 de marzo de 2016

Las cinco y treinta y siete

Me he llegado a envalentonar con el humo 
del cigarro que no fumo,
 y menuda hora incierta 
en la que me acordé de ti





No sé cuál ha sido el día más triste de tus días. Pero puedo imaginarlo.
Al igual que me imaginado tu risa al despertar y la de cuando estás cansado.
Quizá suene demasiado idiota si digo que yo no lo quería pero que me has aparecido en muchos sueños y el despertar ha sido de lo más
De lo más cachondo.
Y eso que no me follabas en todos.
Que te he imaginado cantando mi canción favorita y tú no lo sabías.
Que soy la tipa que se lame las heridas y de la que cualquiera diría que la pasa de todo. Pero en ese todo no apareces. Así que, diría que estoy tragando sangre de más en vez de saliva.
No tienes nada especial que acredite mi atención, de eso puedes estar tranquilo, pero te veo capaz de mover el mundo. Y de no quererlo.
Tienes pinta de tener cayos en las manos y los talones ásperos. Y me muero de ganas de lamerlos.
Que no te preocupes, que no quiero nada más que agrandarte los padrastros que ya tienes y contarte los lunares.
Te veo cantando en la ducha y negando lo imposible con un gesto de rendición.
Has cantando mi canción favorita y aún no me conocías.
Que quiero decirte que soy el peor barrio en el que he estado y contigo lo he dudado. Pero siempre acabo diciéndote otras cosas y no las primordiales.
Y apuesto a que en las fiestas de un pueblo del norte de cualquier país hay una chica pensando en tu sonrisa.
A veces mi cuerpo me abandona y tengo que salir a buscarlo, a veces la inmortalidad parece llevar tu piel.

Que me has puesto cachonda cantando mi canción favorita y tú no lo sabías.  

martes, 29 de diciembre de 2015

Siempre he hablado demasiado

pero a ti  nunca acabo de
 contarte todo lo que quiero



Ignoro qué pensabas y me quedé con las ganas de preguntarte.
Y no volvimos a tener un momento tan íntimo como para preguntarte de nuevo.

A ti no te gustaban mis preguntas personales y yo, me moría de ganas de

martes, 3 de noviembre de 2015

En el fondo creo que todo lo soñé.
 Que ya lo sabía y
 que únicamente el tiempo que estuve en coma lo recordé y 
sí, lo recordé a mi manera. 


Ya no ríe hasta que le duelen las comisuras. Ni se empalma cuando rio. Porque  ya no rio.
Ya no calcula el tiempo con caladas. Dejó la música tecno, el dominio de la lengua en noches cortadas, los saraos y ya no hace malabares.

Todo se ha ido y aseguro que yo no me lo he llevado.
Ahora que sí que digo que, tengo los bolsillos llenos.
 Llenos de gasolina gastada en kilómetros, tus canciones, tus mecheros, enfados y  tus uñas.

Por si las moscas cogí hasta tus colores por si algún día tenía que pintarme de verde como tus primaveras, o por si necesitaba un color más oscuro como tu negro veraniego y si tuviera que contar un secreto, sería tu color favorito.

Mira que me gusta hablar de ti pero tranquilo, aún no he confesado ninguna de tus manías sucias ni de tu entrepierna. Aún no he contado que eres un cabezota todos los días y sobretodo los martes pero, te encanta como suena de tu boca la palabra / Massachusetts/.
  Que odias dar la razón y más aún, quitarla.


A nadie diré que te encanta bailar las coreografías del verano
 Y, que en lo que se refiere a “streaptease”, eres el puto amo.

Mejor olvidamos los ascensores que asemejan naves, las camas empapadas, los aseos públicos o los almacenes. Vamos a hacernos un favor.
Sí te dejo los pimientos fritos, la mahonesa casera,
 y el “de esta nevera vacía te hago lo que quieras”

Que ya lo dijo un grande,
 “Habrá que enfrentarse al tiempo con puñal y hacha de goma.
Que matar al tiempo no duele pero aseguro que ahoga”. 

martes, 27 de octubre de 2015

Otra vez se ha vuelto a cortar el pelo la puta loca

Sabiendo que luego llegará el castigo



Me corté el pelo cuando te fuiste dejando al descubierto toda mi espalda por si algún bandido se atrevía a rozarla.
Mis hombros están en huelga desde que no eres tú el que los acaricia.
  Que no les tome el pelo, me dicen.

Hace ya tiempo que los días no me calienta las mejillas, ni las noches la boca.
Ya va creciendo y, en vez de rozar, esta vez araña mi espalda como si quisiera morderla.
Castigo por no haberte sabido mimar.
 Imagino.

Estoy a un suspiro de hacer lo que hace un parvulario con unas tijeras escondido detrás de la puerta del baño.

Sabiendo que luego llegará el castigo. 

domingo, 25 de octubre de 2015

Estragos naranjas










Deseé que mi nombre fuera Clementine el día que te fuiste para que la sangre que desprendía mi cabeza pasara desapercibida entre el pelo. 
No lo conseguí.
Como tampoco conseguí impresionarte el día que paré el mundo para ti o te traje el último diente de león que quedaba sobre la tierra.
Pero claro, eso tú no lo sabías y yo, no te lo dije. 
Como tampoco te dije que hay gente que se muere si no duerme y otra, que se muere si duerme porque no está junto a ti. 
Tampoco te quise romper el sueño ese de pensar que en invierno siguen creciendo los tomates aunque tú pensarás que con amor todo crecía. 
Ojalá.
No te culpo de ese pensamiento de los tomates porque cerca de ti todo está a 30 grados y, a 30 grados, todo crece. 
Pero para que no se te olvide, en invierno solo salen las naranjas, Murdock pregunta por ti y hay una parte de mí que se ha perdido.

martes, 13 de octubre de 2015

Del arte de besar a fracasar hay un desliz que se asemeja a mí.


Quizás ahora todo gire a tu favor, 
dijiste como si esperases que pudiera olvidarlo




Octubre fue el mes que pasamos entero sin separarnos y sin quererlo.
Tu sudadera naranja favo y los cipreses reinaron aquellos treinta días que,
 Fue Julio en tus brazos. El mes más caliente del año.
Octubre llegó para llenarte de tinta el gemelo, para reventar camas que provocaban ascensores que asemejaban naves.
Octubre era la llamada que se escapaba del skype. Pero siempre el te llamo ahora.
Sus siete letras, con las siete suertes, con el día que cumplías veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis... todos ellos deseos...deseos de cumplirte.
 Octubre volvió con Miguel y s(t)us  canciones.

Octubre siempre sabrá a ti, pero qué tontería más grande si todos los meses acaban en, en, en 
y no tienen nada que envidiar al mes diez, 

Con más ganas que vergüenza vengo a regalarte Octubre
Éste, y el que viene, y el próximo. 
Y todos.
 Pienso regalarte cada Octubre hasta gastarle el nombre.